miércoles, 22 de octubre de 2008

Sobre el debate de Dobb y Sweezy...

Entre la Europa de 1.500 y la Europa de finales del siglo XVIII (con la revolución ya en marcha) median tres siglos con elementos comunes que son palanca para la transformación de la vieja economía feudal.

El espacio europeo logra cierto grado de integración, sobre todo por arriba (la Europa atlántica: Holanda e Inglaterra).

La Europa del s. XVI era inminentemente agraria, caracterizada por:

- La dispersión
- La falta de comunicación
- La diversidad de sus estructuras económicas, sociales y políticas.

Estos tres siglos son cruciales para el viejo continente, ya que a través del desarrollo económico focalizado y la expansión comercial desde la fachada atlántica caminamos en la dirección de una cierta interrelación territorial, tras la consolidación de los Estados modernos.

Hablar de “economía mundo” del XVI al XVIII parece exagerado, pero no hay duda de que en el s. XIX ya están puestos los cimientos para la internacionalización de la economía a través del comercio, el dinero y las finanzas.
Pero no todo evoluciona a la vez:

- Inglaterra y Holanda: Inician en el s. XVI el camino que habría de conducir a la transformación del régimen de producción feudal en un sistema económico de mercado basado en el trabajo asalariado.

- El área meridional (Francia): Permanecería estancada.

- El este del río Elba: Se orientan hacia la segunda servidumbre o refeudalización, reforzando la gran propiedad y las prestaciones personales (corveas).

Ante esto Maurice Dobb plantea dos problemas a los que hay que dar respuesta para comprender el cambio del sistema feudal al sistema capitalista. 1) ¿Cuáles fueron las cusas-fuerzas que condujeron a la desintegración del sistema feudal de explotación? (pasando por el proceso, por el cual nació de esa desintegración del feudalismo el modo de producción capitalista). 2) Delimitar la relaciones espacio-temporales.

Con esto se abre un debate que agrupo a historiadores y economistas en dos posturas:

a) Henry Pirenne y más tarde Paul Sweezy, Wallerstein o Grunder Frank, que señalan al comercio como el principal disolvente de la sociedad feudal, que opera como una fuerza exógena y sustituye lo que Schmoller (economista alemán del siglo XIX-principios XX) llamará “economía natural” por “economía monetaria”, impulsando la división del trabajo y la acumulación capitalista.

b) Piensa que la disolución del régimen feudal debe buscarse en el carácter inestable y limitado de su propia naturaleza social y económica, y en sus contradicciones internas (poniendo énfasis en la estructura social, la forma de organizar la producción, la extracción del excedente económico y la acumulación). Autores: Dobb, Brenner, Takahashi, Bois.

1 comentario:

David Alonso dijo...

Magnífico, Ana. Una única sugerencia para el futuro. Cita tus fuentes de información, algo que es básico en el trabajo de historiador.

Un saludo,
David Alonso