viernes, 23 de enero de 2009

Panorama del curso

La economía en la Edad Moderna fue en muchos aspectos continuista con la economía de los siglos pasados. Durante este periodo la economía siguió siendo predominantemente agraria, se siguieron utilizando instrumentos económicos inventados en la Edad Media como la letra de cambio o las compañías comerciales, se mantuvieron multitud de rutas comerciales del pasado, la economía seguía estando impregnada de religiosidad, y el sistema de producción gremial se mantuvo. Sin embargo la economía se desarrolló sobremanera en los tres siglos que dura la Edad Moderna transformando, y ampliando los conocimientos y recursos económicos existentes.
Los grandes descubrimientos abrieron el comercio europeo a otros continentes, de los que se obtuvieron ingentes cantidades de productos fundamentales para el comercio y el desarrollo de la Europa moderna. América proporcionó grandes cantidades de metales preciosos, necesarios para activar el comercio, y de productos agrícolas como café, cacao o caña de azúcar. En Asia se compraban especias, té, algodón y tejidos de seda. África ofrecía a los europeos la mano de obra esclava necesaria para poner en funcionamiento las economías de plantación en América. Por lo tanto en la Edad Moderna se inició el proceso de mundialización de la economía.
El centro económico del continente se trasladó desde el área mediterránea al noroeste de Europa. El centro de la economía se situó en la zona flamenca teniendo como puntos fundamentales Amberes, hasta el saqueo de 1576, y luego a Ámsterdam. Más tarde el centro se movió hacia Inglaterra, cuya capital, Londres, fue la principal plaza del comercio mundial en el S.XVIII.
El desarrollo económico en la Edad Moderna no fue continuo ni progresivo. El S.XVI fue un siglo de expansión económica gracias a los descubrimientos y el comercio con otros continentes. El S.XVII fue un siglo de crisis general en el continente derivada en gran medida de la Guerra de los Treinta años y los conflictos asociados a la misma. Pero desde el último tercio de siglo se inició una clara recuperación económica. El S.XVIII fue un siglo de gran crecimiento económico propiciado por el desarrollo científico y técnico.
El pensamiento económico no se mantuvo estático, sino que varió a lo largo del periodo. Durante los Ss. XVI-XVII imperaron las tesis mercantilistas. En el S.XVIII la fisiocracia se convirtió en la doctrina dominante en la economía continental. En el último tercio del S.XVIII surgió el liberalismo económico, teoría económica fundamental en los siglos siguientes.
Desde mediados del S.XVII se inició un proceso de desarrollo científico, que propició un gran avance técnico en el siglo siguiente. Las nuevas técnicas surgidas en el S.XVIII consiguieron un notable desarrollo de la economía al mejorar en algunas zonas del continente la producción agraria, y fomentando una verdadera revolución agrícola. Más tarde en Inglaterra esta revolución agrícola serviría como punto de apoyo para el surgimiento de otra revolución, pero en este caso industrial que abriría el camino a la economía moderna.
La asignatura me ha aportado una visión ampliada de la economía en la Edad Moderna, pues el estudio que se realiza de la materia en las asignaturas comunes de historia moderna es muy reducido. Así mismo, la asignatura ha hecho hincapié en las teorías económicas imperantes en el periodo, así como, en las inmediatamente precedentes otorgándonos un claro panorama del marco teórico en el que se desarrollaba la economía del momento. Por otra parte el estudio de las principales escuelas historiográficas dedicadas a la historia económica nos ayuda a comprender mucho mejor la bibliografía manejada en nuestros trabajos, y los porqués de los temas estudiados a lo largo del tiempo por dichas escuelas, así como, la manera de trabajarlos e interpretarlos.
Por otra parte el trabajo me ha colocado en una situación académica nueva para mí, pues si bien es cierto que he realizado trabajos con anterioridad, nunca de la magnitud y complejidad de este. El trabajo me ha aportado una metodología y unos conocimientos bibliográficos que sin duda me serán muy útiles en el resto de mis estudios.

martes, 20 de enero de 2009

La feria de Medina del Campo


Tradicionalmente se tiene a Don Fernando de Antequera como el fundador de la Feria de Medina, pero a ciencia cierta conocemos muy poco acerca de la creación y primeros pasos de la misma. Sabemos que debieron de establecerse en la primera década del siglo XV, quizá en torno a 1404, teniendo en principio carácter señorial, lo mismo que las establecidas en Rioseco o Villalón. Hay quien sugiere que el modelo ferial adoptado fue el creado en la villa de Cuéllar, en 1390, por el mismo Don Fernando.
De 1421, datan las primeras Ordenanzas de aposentamiento de feriantes, dictadas por la esposa de D. Fernando, Dª Leonor de Alburquerque, por entonces Señora de Medina. Gracias a ellas sabemos donde se instalaban cada uno de los feriantes con sus mercancías en las calles del centro comercial durante el siglo XV. En la actual calle de Padilla los cambios y los que traían "paños mayores", en la de Maldonado los lenceros y sederos, en la de Bernal Díaz los plateros; en la Plaza Mayor los silleros y freneros, joyeros, especieros, armeros, calceteros y jubeteros, y en su centro los buhoneros y barberos; en la actual de Gamazo los comerciantes de pez, cera, rubia, esparto, sebo y aceite; en la plaza del Pan y sus inmediaciones los peleteros y tratantes de paños "menores" o de la tierra; en la otra margen del río estaban situados otros muchos oficios y mercaderías: en la hoy de Claudio Moyano herreros y caldereros, en la de Valladolid zapateros y mercaderes de cueros y cordobanes; más allá, junto a la Mota, los albarderos. Quedaba, de este modo, bien definida en el plano la ocupación de cada uno de los gremios locales y de los mercaderes llegados a la villa en tiempos de feria.
Las convocatorias feriales anuales establecidas en mayo y octubre, en principio grandes mercados francos de transacción de productos, se convierten con el tiempo en reuniones eminentemente financieras. Junto con mercaderes burgaleses, sevillanos y catalanes son numerosos los agentes de grandes casas de finanzas de Amberes, Lyón, Génova, Florencia o Lisboa que acuden a Medina a comerciar. De este modo, el protagonismo de los feriantes y mercaderes de los primeros tiempos, pasa a los hombres de negocios, cambistas y banqueros que endosan créditos, contratan grandes partidas, ordenan pagos, envían cartas de aviso y, sobre todo, giran letras de cambio.

El constante apoyo ofrecido por los sucesivos monarcas se hace patente a lo largo de todo el siglo y culmina con su consideración como Ferias Generales del Reino en 1491 por parte de los Reyes Católicos. En el rapidísimo crecimiento desde su fundación influyó además, de modo notable, el carácter de encrucijada de caminos de la población, en la cual confluían todas las rutas importantes castellanas, especialmente el eje Toledo-Burgos, con las principales ciudades castellanas de entonces, Valladolid, Zamora, Salamanca, Segovia, y Ávila a una cercana y similar distancia.
Las convocatorias feriales anuales establecidas en mayo y octubre, en principio grandes mercados francos de transacción de productos, se convierten con el tiempo en reuniones eminentemente financieras. Junto con mercaderes burgaleses, sevillanos y catalanes son numerosos los agentes de grandes casas de finanzas de Amberes, Lyón, Génova, Florencia o Lisboa. De este modo el protagonismo de los feriantes y mercaderes de los primeros tiempos, pasa a los hombres de negocios, cambistas y banqueros que endosan créditos, contratan grandes partidas, ordenan pagos, envían cartas de aviso y, sobre todo, giran letras de cambio. Respecto a éstas últimas, conviene recordar que es en estas ferias medinenses donde cristalizan y adquieren su forma de funcionamiento definitiva; la extendida creencia de que esta forma de pago se creó en nuestras ferias es algo que no se corresponde con la realidad, ya que era habitual en reuniones comerciales muy anteriores.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI, los contratiempos económicos, relacionados sobre todo por el fuerte endeudamiento de la Corona, enfrascada en continuas guerras sin solución, deriva en aplazamientos y bancarrotas -como la de 1575- que originan una crisis financiera que puede controlarse por muy poco tiempo gracias a las reformas de 1578 y 1583; los estudios más recientes aseguran que hasta octubre de 1594, las ferias de Medina gozan de un buen funcionamiento; es a partir de la definitiva crisis de este año, unida a la ruptura del eje comercial con Flandes y al traslado definitivo de la Corte a Madrid en 1606 acabó la antigua pujanza de la villa vallisoletana.


http://www.museoferias.net/historia.htm

Banca, hacienda y medios de pago

La expansión comercial y necesita de la extensión de los medios de pago en metálico, pero también de los medios de pago no monetarios. A principios de la Edad Moderna se produjo una revolución financiera por la proliferación de metales preciosos llegados de Centroeuropa y América, por la generalización de los medios de pago no monetarios como la letra de cambio, y por la existencia de un mercado financiero a nivel europeo. En el S.XV van a proliferar por Europa una serie de ferias que fueron atrayendo a banqueros y se convirtieron en plazas financieras especializadas en el cambio. Un ejemplo de plaza financiera surgida al socaire de una feria es la ciudad castellana de Medina del Campo. A lo largo de la Edad Moderna las plazas financieras más importantes fueron variando, en un primer momento Brujas era la más importante pero a lo largo del S.XVI fue sustituida por Amberes, que con la rebelión de las Provincias Unidas fue superada por Amsterdan, que a finales del S.XVII cedió el protagonismo a Londres.
La banca comenzó a generalizarse a partir del S.XV en la zona del norte de Italia y Flandes, surgiendo varios tipos de bancos. Los bancos públicos como el Banco de San Giorgio surgieron en la zona italiana. Los bancos de corte son muy representativos de la corte castellana y estaban formados por banqueros que seguían a la corte y prestaban dinero a los monarcas cuando era necesario. La banca privada estaba formada por aquellas personas que se dedicaban a la actividad bancaria por cuenta propia. En el S.XVII la situación de la banca comienza a hacerse más compleja, pues en esta época surgen las bolsas de valores y se crean el primer banco nacional en la Inglaterra de finales de siglo. Durante el S.XVIII se continuaran creando los diferentes bancos nacionales en los principales países de la Europa occidental.
Las letras de cambio fueron un instrumento esencial para dinamizar el comercio y la economía en general durante la Edad Moderna. La letra de cambio nació en el norte de Italia a finales del S.XIII y se usó ampliamente durante la Baja Edad Media como medio de pago en varias zonas de Europa. El funcionamiento de la letra de cambio es el siguiente: Un dador compra un determinado producto en un lugar y expedía una letra de cambio, que entregaba en el mismo lugar a un banquero o comerciante denominado tomador. Este tenía un correspondiente en la zona de procedencia del producto comprado por el dador, por lo que le enviaba la letra de cambio. Allí el correspondiente pagaría al librado, que era la persona que había vendido el producto al dador. Una vez a recibido el dinero el librado emitirá una carta de pago, que el correspondiente mandaría al tomador y este a su vez entregaría al dador, que abonaría el dinero pagado al librado más los gastos derivados de la operación financiera.
En la propia letra de cambio se estipulaba el tiempo en el que se tendría que realizar el pago, que generalmente coincidía con alguna feria. El dador solía enviar varias letras de cambio por si se extraviaban en el viaje.
La letra de cambio era una operación de transferencia de capitales, pero también de crédito y de cambio de moneda si la letra de cambio iba dirigida a una zona con distinta moneda. Así mismo, las letras de cambio podían endosarse, es decir, una persona podía comprar un producto con una letra de cambio como si se tratara de papel moneda. Esto motivó una importante explosión del crédito durante la Edad Moderna, propiciando un aumento de las transacciones económicas.
En la Edad Moderna la hacienda real funcionaba de un modo muy diferente al actual. Hoy en día se presenta un presupuesto y en función de los impuestos obtenidos se distribuyen los gastos. Sin embargo antes la situación era la contraria, es decir, las monarquías gastaban y con las recaudaciones hacía frente a los pagos. Esto hacía que para funcionar las coronas tuvieran que recurrir al crédito. Esto no debe verse desde la perspectiva actual desde la que la deuda estatal nos parece algo muy negativo, pero que en la época era lo más normal. Los créditos producían una deuda que podía ser flotante o consolidada. La primera estaría integrada por los préstamos o asientos, pedidos a banqueros privados y la segunda estaría integrada por los títulos de deuda pública.
La mejora y modernización de los sistemas fiscales vino de la mano del incremento de la deuda pública. Un claro ejemplo de estas políticas fue la Inglaterra surgida de la Revolución Gloriosa, que emitió gran cantidad de deuda pública garantizando seguridad a los compradores de la misma. De esta manera Inglaterra obtuvo una cantidad considerable de ingresos a bajo interés proporcionado por sus propios súbditos.

lunes, 19 de enero de 2009

De la artesanía al sistema de fábricas




Antes de la Revolución Industrial las personas elaboraban en sus casas la mayor parte de los objetos que necesitaban, o bien los encargaban a los artesanos que tenían sus talleres individuales.

Con la fundación de nuevas ciudades, creció la demanda de los productos elaborados por los artesanos y con esto la organización de los talleres: cada taller tenía un maestro, un oficial y varios aprendices, cuando el oficial aprendía a manejar todas las herramientas, dominaba la técnica y conocía los secretos de su oficio llegaba a ser maestro y podía establecer su propio taller. Cuando fueron muchos talleres los que producían el mismo artículo, se organizaron en gremios para ayudarse y protegerse mutuamente.

Cuando Inglaterra inició el periodo de preponderancia industrial sobre todas las demás actividades del país, los talleres artesanales no pudieron competir con la fábrica ya que ésta producía más aprisa y a menor coste el artículo que ellos hacían en mayor tiempo y a más alto precio. Los artesanos cerraron sus talleres y solicitaron empleo en las fábricas, en un trabajo inseguro y bajo condiciones higiénicas y económicas inferiores.

La industria textil y poco después la minera y la metalúrgica fueron las que iniciaron esta revolución industrial.

Inglaterra fue el país donde se reunieron las condiciones que hicieron posible esta revolución. Para la primera mitad del siglo XVIII, Inglaterra había logrado conjuntar un poderoso imperio con una gran cantidad de colonias, las que representaron amplios mercados a cubrir por la empresa inglesa, que para lograrlo debería incrementar su producción.

Fue también importante en este proceso la creación de compañías mercantiles en Inglaterra, pues ellas controlaron las materias primas y los mercados coloniales, y, gracias a esta acción, que implicó el saqueo de los territorios dominados, se acumularon grandes capitales en la metrópoli, con lo que se apoyó el proceso de la Revolución Industrial.

En parte, el crecimiento de la productividad se produjo por la aplicación sistemática de nuevos conocimientos tecnológicos y gracias a una mayor experiencia productiva, que también favoreció la creación de grandes empresas en unas áreas geográficas reducidas. Así, la Revolución Industrial tuvo como consecuencia una mayor urbanización y, por tanto, procesos migratorios desde las zonas rurales a las zonas urbanas. Se puede afirmar que los cambios más importantes afectaron a la organización del proceso productivo.

Como la Revolución Industrial se produjo por primera vez en Gran Bretaña, este país se convirtió durante mucho tiempo en el primer productor de bienes industriales del mundo. Durante gran parte del siglo XVIII Londres fue el centro de una compleja red comercial internacional que constituía la base de un creciente comercio exportador fomentado por la industrialización.


La industria en la España del siglo XVI

La industria atravesó unos años excepcionalmente favorables, una vez descubierta América y regularizado el comercio con el Nuevo Continente. Los productos de las industrias de bienes de consumo encontraban salida, al principio, un poco con independencia de su calidad y su precio (expansión única de la industria textil en puntos remotos de Castilla y Andalucía).

A partir del segundo tercio del mismo siglo XVI la industria textil empezó a decaer, dado que no podía competir con los productos de importación, tanto en precio como en calidad.

Asimismo como consecuencia de la necesaria actividad marítima, comercial y para la flota de guerra, la construcción naval sufrió un fuerte desarrollo, aunque, en conjunto, el gobierno no apercibió lo importante que hubiera sido el apoyar la industria de este tipo en la metrópoli. No se atacó con intensidad el problema que suponía para una España imperial no disponer de los suficientes navíos para asegurar el monopolio, a través del comercio con el Nuevo Mundo.

Galeras, galeotes y fustas constituían elementos de la flota. Felipe II llegó a tener alrededor de 90 galeras. Las naves eran de muy distinto tonelaje. A finales del siglo XVI se generalizaron las finas y ligeras carabelas. Hasta el transcurso de la segunda mitad del siglo XVII no empezaron a abundar los galeones de 700 a 1000 toneladas (en el siglo anterior menos de la mitad) .

Desde finales del siglo XVI, la industria decaería con rapidez, hasta llegar a su máximo declive durante los últimos decenios del siglo XVII.

Se dictaron numerosas leyes, algunas veces contradictorias, para restringir o estimular tanto la importación como la exportación. El coste de los paños extranjeros fabricados con lana nacional se veía incrementado por la doble ida y venida a Flandes. Pero hasta este largo transporte por mar era más barato que el terrestre. Los tejidos castellanos tenían que transportarse a lomos de mulas hasta Sevilla, cruzando lugares donde el pago de portazgos y otros impuestos gravaban el transporte por encima del costo que suponía la doble trayectoria marítima descrita.

Se promulgaron leyes contra el lujo, que no acabaron con él y sólo cortaron la expansión de unas industrias con buenas perspectivas

A finales de siglo, cuando se cobra conciencia de la debilidad, cuando se observan los notables progresos de otras naciones – como Holanda Inglaterra o Francia –, se adoptan una serie de medidas para paliar y enderezar la situación. Se declaró compatible la nobleza con la posesión de fábricas en 1682.

Se fomentó la entrada de obreros extranjeros. Se vigiló la importación de paños y se fomentó la producción de algunos tipos destinados al consumo popular, creándose la Junta de Comercio y Moneda de Castilla (1679), con objeto de enderezar la situación económica general, institución que sufriría posteriores modificaciones.



BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:

RUIZ, FELIPE: LOS ALUMBRES ESPAÑOLES: UN ÍNDICE DE LA COYUNTURA ECONÓMICA EUROPEA EN EL SIGLO XVI.


miércoles, 14 de enero de 2009

LA INDUSTRIA (I)

LA INDUSTRIA


En la producción industrial vamos a abordar varios puntos importantes importantes: 1) La organización de la industria (gremios, Domestic System y fábricas). 2) Modelos europeos de producción: Inglaterra, España y Francia. 3) Producción en los siglos XVI, XVII y XVIII.


La situación económica de Europa después del año 1500 favoreció el aumento de producción: se extendieron mercados, se diversificaron los medios de pagos monetarios no monetarios, además de aparecer nuevos gustos, que favorecieron la aparición de nuevos productos industriales. La industria, si bien no era del sector mayoritario, fue importante en la Edad Moderna.



1) ORGANIZACIÓN DE LA INDUSTRIA


Estaba organizada en torno a los gremios, el Domestic System y las fábricas:


- Los gremios se caracterizaron por un intervencionismo y proteccionismo sobre su materia de producción. Formados por un grupo de artesanos que controlaban la producción y venta de un producto en un lugar. Aquellos gremios estaban jerarquizados en aprendices, oficiales y maestros. En principio tenian el monopolio en la producción de un determinado producto. Los gremios no eran única y exclusivamente una organización económica, sino también social, pues se ocupaba de la viuda de sus miembros, muchas veces organizados en cofradías. También había solidaridad interna entre sus miembros. Proporcionaba identidad, algo fundamental en una sociedad muy corporativista. En resumen, ser miembro de un gremio suponía toda una serie de privilegios y deberes que debían ser cumplidos.

Hoy en día se sabe que los gremios no restaron su importancia en la Edad Moderna. En Inglaterra, los gremios florecieron durante el siglo SVI y llegaron incluso a controlar la política de la ciudad. En Francia, la monarquía intentó modernizar los gremios. De hecho, con Colbert todos los artesanos debían estar asociados a algún gremio. Los Reyes Católicos reorganizaron los gremios en muchas ciudades de Castilla. De hecho, entre 1509 y 1589 se formaron 10 gremios en Brugos, 7 en Zaragoza... Así pues no sólo no decayeron los gremios, sino que se adaptaron a las nuevas formas de producción.

Dominaban la producción (materias primas, herramientas), y la regulaba de una forma muy rígida. los gremios cobraban lo mismo en tiempo de bonanza económica que en tiempos de mala coyuntura. Hoy en día también sabemos que los gremios no se oponían al domestic system, sino que muchas veces subcontrataban trabajo.


-El domestic system: consiste en que un empresario, teniendo materias primas y los medios de producción, los entrega habiualmente a una familia campesina (aunque también podía ser a un oficial de un gremio), para que ésta elaborara el producto, y recogerlo una vez elaborado para comercializarlo, a cambio de un sueldo. Este sistema era muy flexible, justo lo contrario que los gremios. El domestic system implicaba que el empresario conociera el mercado. Se extendió por toda Europa, especialmente por Inglaterra y Holanda, y fue esencial para los campesinos que, gracias a él, complementaban la producción. No sólo se encargaba de tejidos, sino también metalurgia (cuchillos, piezas de metal...). Creaba unos lazos crediticios, es decir, el artesano podía dar créditos. El sistema de subcontrato de trabajo empleaba a campesinos libres y muchas veces se elaboraban en el campo, para luego acercarse a la ciudad.
Este sistema se extendió en el siglo XVI, a la par que aumentan la población y los precios. Los empresarios tenían más beneficios, por lo que les empezaba a interesar poner en marcha la protoindustria. Además, los campesinos necesitaban un sobresueldo. Los productos de esta protoindustria eran baratos y de peor calidad que los producidos en los gremios; pero era lo que los más pobres necesitaban. Desde la oferta y la demanda se crearon los mercados idóneos para el domestic system (mayor demanda de productos baratos).
Las teorías de la protoindustria defienden que ese proceso de insutrialización que se acelera a fines del siglo XVIII tuvo mucha relación con esta protoindustria que proporcionó capitales a los empresarios que iniciaron este proceso de revolución. Hoy en día se pone en duda si fue una revolución o la culminación de un proceso iniciado antes. Además se vincula a la producción urbana, pero la protoindustria era rural e influyó sobremanera en la posterior revolución industrial.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Agricultura en la España Moderna (Antonio Eiras Roel)

Producción y precios agrícolas en la Galicia atlántica en los siglos XVII-XVIII. Un intento de aproximación a la coyuntura agraria:

a) La producción:

Producción como variable "independiente" porque se entiende que en los siglos XVII.XVIII ésta es la que influye sobre la evolución de la población y de los precios, más que a la inversa. Por lo tanto, posición de los autores contraria a la de muchos otros estudiosos contemporáneos, que sostienen la primacía de la población y de los precios sobre la producción agraria (J. Vicéns Vives, B. H. Slicher van Bath, E. Boserup, etc.) y más próxima a la de los autores que creen para la época preindustrial en la influencia determinante de la marcha de la producción agrícola o agropecuaria sobre el crecimiento de la población (P. Goubert, E. Le Roy Ladurie) y sobre la formación de los precios (M. Morineau).

Las series de arrendamiento diezmales que usan para el estudio las contemplan únicamente desde el punto de vista del movimiento de larga duración de aquélla, renunciando a las posibilidades desiguales que ofrecen para apreciar las fluctuaciones cíclicas. De este modo, para observar el movimiento de larga duración combinan las ventanas de la observación por ciclos y de la observación por décadas. Las cuatro primeras décadas del XVII son de ligera contracción, en las que se adivina la continuidad de la crisis finisecular del XVI, iniciada, según todos los indicios, ya a la altura de los años 1580. Desde el interior de la década 1640-50, el hecho mayor dominante es la temprana y pujante elevación de la producción durante toda la larga fase de expansión agraria (1644-1727), epilogada por un leve crecimiento "estagnante" hasta 1753, que en la Galicia occidental se liga a la expansión del maíz y a las transformaciones agrarias que comporta. El segundo hecho mayor a retener es el igualmente temprano agotamiento y decadencia de la producción, desde 1754 hasta el fin de las guerras napoleónicas.

b) La población:

Los autores se lamentan de la falta de documentación 100% fiable para su estudio (los registros parroquiales del XVII presentan lagunas y los recuentos territoriales no surgen hasta el XVIII). De este modo, se centran básicamente en un par de comarcas de la Galicia atlántica, entre las que han sido estudiadas por el momento, la orla litoral de la Lanzada y el valle fluvial de la Ulla.

La recesión demográfica de la primera mitad del XVII recibe por el momento una mera formulación hipotética, basada en el movimiento de la producción y en el comportamiento de los precios y demás variables conocidas. Contadas series parroquilaes hasta ahora disponibles anticipan el comienzo de una recuperación demográfica; aunque deben ser vistas con cautela. Admiten algunas excepciones locales en cuanto a la fecha más o menos temprana del final de recesión demográfica (en algunas localidades conocidas parece darse antes de 1644), cuestión relacionada con la precoz implantación del maíz en algunas comarcas privilegiadas de la Galicia atlántica. Desde 1644, la idea dominante es la precoz e intensa recuperación demográfica, general y sostenida (con algunas leves caídas momentáneas), que se extiende durante una centuria. Desde mediados del XVIII este crecimiento se ralentiza y deja de mostrarse unánime: algunas comarcas detienen su crecimiento demográfico en 1754, otras en 1769, algunas otras muestran una reactivación finisecular; pero en el conjunto de la Galicia atlántica la fase más intensa del desarrollo demográfico es la centuria 1650-1750.

c) Los precios:

Los índices muestran la existencia de cuatro fases bien definidas en el movimiento de los precios del grano:
1_ Fase de estancamiento (1600-1651), que sucede al período de alza de precios de 1550-1600, y cuya característica es el escaso movimiento de los índices. Los cereales, que han venido experimentando en toda la segunda mitad del XVI (y sobre todo en el último cuarto de siglo) un alza ininterrumpida de precios, hasta duplicar en 1600 el nivel de 1550, se mantienen durante la primera mitad del XVII fluctuando en torno al índice 100.
2_ Fase corta de alza de precios (1652-1681), cuya característica es la continuidad y uniformidad del movimiento. En treinta años los precios medios de los cereales suben casi un 60 por 100.
3_ Fase de contracción (1682-1727), cuya característica es la inestabilidad, ligada indudablemente a violentas fluctuaciones cíclicas de las cosechas, que parecen registrar los elevados valores de los coeficientes de variación del período. Del nivel 160, en el año 1680, los precios se desploman al nivel 100; y tras una violenta subida durante un ciclo, retornan al final del período al nivel 120.
4_ Fase larga de alza de precios (1728- 1817), cuya característica es la intensidad y la continuidad del movimiento. En noventa años los precios agrarios casi se quintuplican, pasando del nivel 120 al nivel 570 en la media de los tres cereales, y éste parece ser el hecho dominante de la coyuntura bisecular de los precios. El alza de los precios es aquí más precoz y más fuerte que en el interior de la Península.

Respecto a los precios de la carne y el vino, su movimiento no es enteramente uniforme con el de los cereales. Durante la fase de estancamiento de la primera mitad del siglo XVII los índices de precios de la carne y del vino caen por debajo de los de los cereales perceptiblemente. Durante la fase corta subsiguiente de alza general de precios los de la carne y el vino acompañan, e incluso superan ligeramente, a los de los cereales en su subida. Durante la fase de inestabilidad de 1682- 1727 el comportamiento de la carne y del vino es variable, pudiendo afirmarse que en conjunto suben menos qu los de los cereales en los momentos de baja de precios. Por último, durante la fase larga alcista de 1728- 1817 la ley histórico-económica por la que los granos aventajan siempre en su alza a los alimentos superiores se cumple de modo desigual según los productos: hasta los primeros años del XIX el precio de los granos aumenta casi el doble que los del carnero y del vino, pero mantiene aproximadamente el mismo ritmo de crecimiento que los de la carne de vacuno.

Fuente: Antonio Eiras Roel, Estudios sobre agricultura y población en la España Moderna, Santiago, 1990