miércoles, 3 de diciembre de 2008

Variantes nacionales del pensamiento económico

CASTILLA

1. SS. XVI y XVII: arbitrismo

2. S. XVIII: proyectismo

1. En este reino el mercantilismo se identifica con arbitrismo. El arbitrismo constituyó una práctica económica propia de los siglos XVI y XVII. Consistía en una serie de escritos (arbitrios que se elevaban al rey, en los cuales se detectaba un problema económico y se le daba una posible solución, con un planteamiento más práctico que explicativo. Un arbitrista, por consiguiente, es una persona que, en beneficio del reino, trata de solucionar un "mal del país" por medio de sus memoriales de soluciones. Era un grupo muy heterogéneo, sin ningún tipo de conciencia de pertenecer a un sector diferenciado de la sociedad, y su trabajo no constituyó ningun pensamiento económico homogéneo; simplemente se trataba de súbditos del rey que, por una u otra circunstancia, elevaban sus propuestas al monarca por el bien común del reino. De hecho, cualquiera podía ser arbitrista, al ofrecer consejo a su señor, ya que era un deber feudal, y no hay que olvidar que en los estados modernos, el rey es señor de señores en el proceso de fortalecimiento del poder regio. A cambio, el arbitrista esperaba una merced o recompensa. Este concepto de arbitrio no es nuevo ni propio de la Edad Moderna, sino que nace a finales de la Edad Media, con un origen difuso.


Parte de la Historia Económica de España nos la han proporcionado, en parte, estos arbitristas, como Luis de Ortiz, Martínez de la Mata... aunque había otros arbitrios que planteaban verdaderos disparates (como alcanzar la alquimia para convertir el agua en oro, por ejemplo). En general, estas disposiciones servían para poner en marcha toda la maquinaria administrativa; para elevarlas había que entregarlas al personal administrativo, normalmente teniendo ya dentro del aparato burocrático algún conocido. Además, por lo general, no respondían a intereses personales tanto como a institutivos.


Acerca de los temas sobre los que escribían, algunos de ellos son la decadencia de los sectores productivos por el rentismo, la excesiva e injusta presión fiscal, las guerras... Pusieron énfasis en criticar que Castilla fuera las indias de Europa, al pasar rápidamente sus riquezas al continente y no quedarse en el reino castellano. Son temas muy conocidos para la España del siglo XVII, que gracias a estos escritos conocemos mejor. Hay que tener en cuenta también que la perspectiva es individual; deseaban conseguir beneficios, por lo que plantean la situación como muy dramática, por lo cual la solución parecería mucho más bienvenida (si el mal es peor y el remedio mejor, la recompensa será, pues, mayor). En la actualidad, la crisis del siglo XVII español se está matizando por esta revisión del subjetivismo de los arbitrios.


2. Para el siglo S XVIII hay que hablar, esta vez, de los proyectistas; más precisos y mejor formados sobre los temas que formulaban, y conseguían un pensamiento más sistematizado, pero las características eran similares a las de los arbitristas. Algunos piensan en una linea de continuidad respecto al arbitrismo. Los proyectistas eran poblacionistas; proponían el restablecimiento de los sectores productivos, con especial énfasis en el regeneracionismo de la industria, por lo que favorecían las medidas proteccionistas, al igual que sus predecesores. Hay proyectistas como Urtáriz, Jovellanos o Ulloa muy destacados, así como B. Ward, quien, en tiempos de Carlos III escribió un proyecto de modernización económica (fábricas, sistema de irrigación, o el sistema de carreteras radial, el mismo que hoy día conservamos). Todo ello orientado a un centro desde el cual irradian todas las comunicaciones, creando así un sistema centralista de la economía dentro del ideario político para el fortalecimiento del poder regio. Desde la Ilustración se criticará la ociosidad, el mayorazgo... y desde esta perspectiva, los proyectistas socavan algunos fundamentos del Antiguo Régimen.


Se podía decir que la erosión del Antiguo Régimen estaba dentro del propio sistema, pero desde sus inicios, no sólo en el siglo XVIII, si bien los proyectistas son herederos de los arbitristas.


INGLATERRA


El pensamiento económico inglés , fundamentalmente en el siglo XVIII, fue muy heterogéneo. Los autores más característicos no se proponían enfocar un funcionamiento del sistema económico en sus escritos, sino respuestas a problemas particulares; no entender o explicar todo el sistema. Podemos dividir a los autores en cuatro líneas generales de pensamiento: 1. Balanza comercial favorable. 2. Balanza comercial favorable en términos de empleo. 3. Tipos de interés. 4. Afán de cuantificación.
1. La línea encabezada por autores como G. Malynes, E. Misselden o T. Mun defendía la importancia del sector secundario y terciario, una idea tradicional enmarcada dentro del mercantilismo; es decir, exportar más que importar, y así contar con una balanza positiva en cuanto al comercio se refiere.
2. La balanza comercial favorable en términos de empleo es similar a la línea de pensamiento anterior; defienden un mayor volumen de exportaciones que de importaciones, pero no con el objetivo de atraer al estado más oro y plata, sino arrojando la idea de que exportando más aumenta la producción, cuya consecuencia más inmediata es el aumento de empleo. Es un paso más allá del que dan los autores de la primera línea. Podemos destacar a Child o Cary para esta corriente que, además, llegó a ser interpretada un siglo más tarde por Adam Smith, a través del importante mercader y banquero del siglo XVIII Ricardo Castillon. Es, nuevamente, una visión claramente mercantilista, proteccionista.
3. Acerca del debate sobre el tipo de interés, cabe citar a autores como Child o el padre del empirismo, John Locke, que también participó en el pensamiento económico de su época. En los años 60 del siglo XVII tratarán de reducir la tasa de interés al dinero, lo cual haría descender el tipo de interés. Esta medida la proponen por dos motivos. El primero de ellos es porque en los años 60 hay en Inglaterra un pesimismo, fruto de los brotes de peste y el gran incendio de Londres de 1666, que destruyó más de media ciudad. El otro es la competencia holandesa, cada vez más pujante. En esta coyuntura proponen, pues, poner más moneda en el mercado, por lo quu hay más tendencia a desprenderse del valor menor, y así se pone en circulación la economía.
4. William Petty fue ministro del parlamento y uno de los fundadores de la Real Sociedad de Londres, muy conocido en los ambientes intelectuales del momento. En su obra Aritmética política propone medir la realidad en términos de números, pesos y medidas. Durante el Antiguo Régimen, funcionaban medidas cualitativas o subjetivas (no eran iguales en todas las partes del mundo), relativas, dependiendo de diferentes circunstancias (por ejemplo, una fanega en Castilla era la producción de trigo que generaban dos mulas en un día). Lo que propone, pues, es una cuantificación de los sistemas de medición, en un proceso muy bien retratado por W. Kula en Las medidas y los hombres.
FRANCIA
El caso francés es uno de los más conocidos acerca del mercantilismo. Nos encontramos dos ideas: 1. Los pensadores proponen lograr la autosuficiencia económica del país. 2. Fomentar la industria mediante una serie de medidas proteccionistas. El pensamiento económico francés se refiere, nuevamente, a cuestiones concretas y no a todo el sistema económico. Sus pensadores más destacados son B. Laffemas, Montchrétien y Jean Baptiste Colbert.
Laffemas y Montchrétien ponían el énfasis en el autoabastecimiento y la autosuficiencia del estado francés. Los franceses, en ese contexto de finales del siglo XVI y principios del XVII (las Guerras de Religión, el peligro de la monarquía hispánica, el magnicidio de Enrique IV...) favorece esa idea de supervivencia cerrando las puertas al exterior.
Por su parte, Colbert lleva estas ideas a su máxima expresion bajo el reinado de Luis XIV (será, de hecho, su gran ministro). Destaca por el fomento de las manufacturas. Protegiendo la industria nacional pensaba que tendría acceso a todo el oro y plata de Europa, valiendo más. Obstaculiza la importación tanto de materia prima como de productos manufacturados, con fuertes aranceles, muy importantes en productos extranjeros. A la industria la ayudó con privilegios fiscales, interviniendo en los gremios y, como novedad, creando las Reales Fábricas. Este tipo de industria, de grandes dimensiones, tenían un buen número de privilegios reales, donde se tendía al monopolio y albergando a miles de trabajadores para tener un aproducción capaz de abastecer a toda Francia, y además de crear excedentes para lanzarlos al mercado extranjero. Destaca la industria de gobelinos, una fábrica de tapices con producción de lujo, con el objeto de vender caro. Si el énfasis estaba en los dos primeros autores citados en la autosuficiencia, ahora con Colbert se potencia una política agresiva, de supervivencia frente a una economía pujante, para restar oro y plata a otros países y colocándoles, así, los productos que necesitaran.

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