La expansión comercial y necesita de la extensión de los medios de pago en metálico, pero también de los medios de pago no monetarios. A principios de la Edad Moderna se produjo una revolución financiera por la proliferación de metales preciosos llegados de Centroeuropa y América, por la generalización de los medios de pago no monetarios como la letra de cambio, y por la existencia de un mercado financiero a nivel europeo. En el S.XV van a proliferar por Europa una serie de ferias que fueron atrayendo a banqueros y se convirtieron en plazas financieras especializadas en el cambio. Un ejemplo de plaza financiera surgida al socaire de una feria es la ciudad castellana de Medina del Campo. A lo largo de la Edad Moderna las plazas financieras más importantes fueron variando, en un primer momento Brujas era la más importante pero a lo largo del S.XVI fue sustituida por Amberes, que con la rebelión de las Provincias Unidas fue superada por Amsterdan, que a finales del S.XVII cedió el protagonismo a Londres.
La banca comenzó a generalizarse a partir del S.XV en la zona del norte de Italia y Flandes, surgiendo varios tipos de bancos. Los bancos públicos como el Banco de San Giorgio surgieron en la zona italiana. Los bancos de corte son muy representativos de la corte castellana y estaban formados por banqueros que seguían a la corte y prestaban dinero a los monarcas cuando era necesario. La banca privada estaba formada por aquellas personas que se dedicaban a la actividad bancaria por cuenta propia. En el S.XVII la situación de la banca comienza a hacerse más compleja, pues en esta época surgen las bolsas de valores y se crean el primer banco nacional en la Inglaterra de finales de siglo. Durante el S.XVIII se continuaran creando los diferentes bancos nacionales en los principales países de la Europa occidental.
Las letras de cambio fueron un instrumento esencial para dinamizar el comercio y la economía en general durante la Edad Moderna. La letra de cambio nació en el norte de Italia a finales del S.XIII y se usó ampliamente durante la Baja Edad Media como medio de pago en varias zonas de Europa. El funcionamiento de la letra de cambio es el siguiente: Un dador compra un determinado producto en un lugar y expedía una letra de cambio, que entregaba en el mismo lugar a un banquero o comerciante denominado tomador. Este tenía un correspondiente en la zona de procedencia del producto comprado por el dador, por lo que le enviaba la letra de cambio. Allí el correspondiente pagaría al librado, que era la persona que había vendido el producto al dador. Una vez a recibido el dinero el librado emitirá una carta de pago, que el correspondiente mandaría al tomador y este a su vez entregaría al dador, que abonaría el dinero pagado al librado más los gastos derivados de la operación financiera.
En la propia letra de cambio se estipulaba el tiempo en el que se tendría que realizar el pago, que generalmente coincidía con alguna feria. El dador solía enviar varias letras de cambio por si se extraviaban en el viaje.
La letra de cambio era una operación de transferencia de capitales, pero también de crédito y de cambio de moneda si la letra de cambio iba dirigida a una zona con distinta moneda. Así mismo, las letras de cambio podían endosarse, es decir, una persona podía comprar un producto con una letra de cambio como si se tratara de papel moneda. Esto motivó una importante explosión del crédito durante la Edad Moderna, propiciando un aumento de las transacciones económicas.
En la Edad Moderna la hacienda real funcionaba de un modo muy diferente al actual. Hoy en día se presenta un presupuesto y en función de los impuestos obtenidos se distribuyen los gastos. Sin embargo antes la situación era la contraria, es decir, las monarquías gastaban y con las recaudaciones hacía frente a los pagos. Esto hacía que para funcionar las coronas tuvieran que recurrir al crédito. Esto no debe verse desde la perspectiva actual desde la que la deuda estatal nos parece algo muy negativo, pero que en la época era lo más normal. Los créditos producían una deuda que podía ser flotante o consolidada. La primera estaría integrada por los préstamos o asientos, pedidos a banqueros privados y la segunda estaría integrada por los títulos de deuda pública.
La mejora y modernización de los sistemas fiscales vino de la mano del incremento de la deuda pública. Un claro ejemplo de estas políticas fue la Inglaterra surgida de la Revolución Gloriosa, que emitió gran cantidad de deuda pública garantizando seguridad a los compradores de la misma. De esta manera Inglaterra obtuvo una cantidad considerable de ingresos a bajo interés proporcionado por sus propios súbditos.
La banca comenzó a generalizarse a partir del S.XV en la zona del norte de Italia y Flandes, surgiendo varios tipos de bancos. Los bancos públicos como el Banco de San Giorgio surgieron en la zona italiana. Los bancos de corte son muy representativos de la corte castellana y estaban formados por banqueros que seguían a la corte y prestaban dinero a los monarcas cuando era necesario. La banca privada estaba formada por aquellas personas que se dedicaban a la actividad bancaria por cuenta propia. En el S.XVII la situación de la banca comienza a hacerse más compleja, pues en esta época surgen las bolsas de valores y se crean el primer banco nacional en la Inglaterra de finales de siglo. Durante el S.XVIII se continuaran creando los diferentes bancos nacionales en los principales países de la Europa occidental.
Las letras de cambio fueron un instrumento esencial para dinamizar el comercio y la economía en general durante la Edad Moderna. La letra de cambio nació en el norte de Italia a finales del S.XIII y se usó ampliamente durante la Baja Edad Media como medio de pago en varias zonas de Europa. El funcionamiento de la letra de cambio es el siguiente: Un dador compra un determinado producto en un lugar y expedía una letra de cambio, que entregaba en el mismo lugar a un banquero o comerciante denominado tomador. Este tenía un correspondiente en la zona de procedencia del producto comprado por el dador, por lo que le enviaba la letra de cambio. Allí el correspondiente pagaría al librado, que era la persona que había vendido el producto al dador. Una vez a recibido el dinero el librado emitirá una carta de pago, que el correspondiente mandaría al tomador y este a su vez entregaría al dador, que abonaría el dinero pagado al librado más los gastos derivados de la operación financiera.
En la propia letra de cambio se estipulaba el tiempo en el que se tendría que realizar el pago, que generalmente coincidía con alguna feria. El dador solía enviar varias letras de cambio por si se extraviaban en el viaje.
La letra de cambio era una operación de transferencia de capitales, pero también de crédito y de cambio de moneda si la letra de cambio iba dirigida a una zona con distinta moneda. Así mismo, las letras de cambio podían endosarse, es decir, una persona podía comprar un producto con una letra de cambio como si se tratara de papel moneda. Esto motivó una importante explosión del crédito durante la Edad Moderna, propiciando un aumento de las transacciones económicas.
En la Edad Moderna la hacienda real funcionaba de un modo muy diferente al actual. Hoy en día se presenta un presupuesto y en función de los impuestos obtenidos se distribuyen los gastos. Sin embargo antes la situación era la contraria, es decir, las monarquías gastaban y con las recaudaciones hacía frente a los pagos. Esto hacía que para funcionar las coronas tuvieran que recurrir al crédito. Esto no debe verse desde la perspectiva actual desde la que la deuda estatal nos parece algo muy negativo, pero que en la época era lo más normal. Los créditos producían una deuda que podía ser flotante o consolidada. La primera estaría integrada por los préstamos o asientos, pedidos a banqueros privados y la segunda estaría integrada por los títulos de deuda pública.
La mejora y modernización de los sistemas fiscales vino de la mano del incremento de la deuda pública. Un claro ejemplo de estas políticas fue la Inglaterra surgida de la Revolución Gloriosa, que emitió gran cantidad de deuda pública garantizando seguridad a los compradores de la misma. De esta manera Inglaterra obtuvo una cantidad considerable de ingresos a bajo interés proporcionado por sus propios súbditos.
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